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ANDRES I. PRIETO: MISSIONARY SCIENTISTS (2011). Arturo Morgado García

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Si en Europa, buena parte de los recursos de la Compañía se destinaron a sostener sus escuelas y universidades, en América el foco principal fue la evangelización de las comunidades nativas, y ello favoreció el surgimiento de una particular identidad profesional como misioneros. La mayor parte de los textos sobre física, matemáticas o historia natural producidos por los jesuitas europeos lo fueron por profesores de los principales colegios o universidades en Italia, Alemania o Francia, y el objetivo no solamente era proporcionar libros de texto para sus estudiantes, sino también conseguir la protección de nobles y príncipes y reforzar la reputación de la orden entre las clases dominantes. En América, por el contrario, el énfasis en la actividad misional definió diferentes caminos para el estudio de la naturaleza. La estrategia misionera adoptada por los jesuitas implicó un contacto prolongado entre los sacerdotes y las comunidades nativas, y los desafíos prácticos y teológicos presentados por las culturas autóctonas y la necesidad de sobrevivir en un medio a menudo hostil, forzó a los jesuitas a describir, explicar y utilizar la naturaleza y las tradiciones indígenas para ello, aprendiendo sus lenguas y culturas y utilizando esta información para sus esfuerzos proselitistas. En Chile y Paraguay los misioneros emplearon a informantes nativos para aprender acerca de sus prácticas curativas, especialmente el empleo de plantas medicinales.

La práctica científica de los jesuitas fue sumamente colaborativa, a lo que ayudaba la continua rotación de sus miembros. Un jesuita típico Sudamérica podía pasar por diferentes colegios y misiones durante el transcurso de su vida,  y si tenía mucho éxito en sus actividades podía terminar en las capitales virreinales e incluso en España.  Las características de las carreras jesuitas, junto con la práctica institucional de intercambiar información entre las diferentes provincias de la Compañía, facilitaron la creación de una comunidad de naturalistas jesuitas en permanente contacto unos con otros. Cobo, en su estancia en México, se carteó con sus hermanos peruanos, enviándoles relatos de sus observaciones durante su viaje. Nicolás Mascardi escribió durante toda su vida a su maestro Athanasius Kircher. Desde las remotas regiones meridionales argentinas y chilenas, Mascardi envió a Kircher relaciones regulares de sus observaciones atsronomómicas, mientras al mismo tiempo intercambiaba información con sus colegas peruanos. El caso de Mascardi nos muestra que los naturalistas jesuitas utilizaron una amplia red de informantes, tanto en materias científicas como históricas. Estos informantes no procedían solamente de las comunidades nativas, sino también de soldados, nobles y aficionados con los que se encontraron en sus diferentes destinos. La acumulación de información sobre el mundo natural cristalizó en los trabajos de unos cuantos jesuitas que emplearon su tiempo en ordenar y sistematizar la riqueza de datos obtenidos por numerosos investigadores e informantes de fuera de la Compañía.

Aunque la descripción de la naturaleza americano contaba con una una rica tradición que se remontaba a Gonzalo Fernández de Oviedo, la obra de Acosta Historia natural y moral de las Indias (1590) inauguraría una serie de textos jesuitas de historia natural que seprolongarían hasta el siglo XVIII, como los de Alonso de Ovalle (Histórica relación del reino de Chile, 1646), Bernabé Cobo (Historia del Nuevo Mundo, 1653), Diego de Rosales (Historia general del reino de Chile, ca. 1673), y Juan Ignacio de Molina (Storia geografica del regno de Chile, 1776 y 1782). Todos ellos se apoyaron en las historias naturales escritas por sus predecesores y contemporáneos no jesuitas, pero también reflejan las continuidades y transformaciones experimentadas por las aproximaciones jesuitas a la descripción y el estudio e la naturaleza sudamericana durante los doscientos años de la presencia de la Compañía en el continente. Puesto que muchos de los jesuitas fueron reclutados entre los criollos, ello provocaría un fuerte tinte patriótico en las historias naturales generales y locales, y el creciente número de las mismas sería una consecuencia del desarrollo institucional de la Compañía en tierras sudamericanas a lo largo del siglo XVII. Aunque la obra de Acosta fue muy alabada, su modelo no lo fue tanto, por lo que muchos decidieron centrarse en una región concreta y no en todo el continente: Cobo se centraría casi exclusivamente en Chile, y no pretende tanto mostrar la unidad fundamental del mundo como Acosta, sino reflejar las diferencias entre Europa y América. En Ovalle y Rosales encontramos una construcción narrativa de la superioridad del clima y la fauna chilenas sobre las europeas. El primero focalizaría su discurso en lo maravilloso y en lo inusual, recordando el árbol que se asemeja a Cristo en la cruz, o la aparición de monstruos tras una erupción volcánica en las tierras mapuches. Ovalle entendía estas maravillas como el deseo divino de convertir a los mapuches. Rosales, por el contrario, enfatizaba más la generosidad de la naturaleza chilena que sus maravillas, aludiendo así a la riqueza de sus tierras,la altura de los Andres y sus riquezas minerales, reflejando todo ello el favor divino, a la vez que enfatizaba el carácter endémico de la fauna y de sus plantas medicinales. Anticipándose a las críticas jesuitas contra Cornelis de Paw, desarrolladas por González de Molina, Ovalle presentaba una encendida defensa de la naturaleza chilena.

INDICE.

Part I.Missionary Ethos. 1. Jesuit Struggles in Peru. 2. Confessing the Power of Heal. 3. Christianizing Demonic Knowledge.

Part II. Colaborative Entreprise. 4. Science and Expansion. 5. Astronomy between Chiloe, Lima and Rome. 

Part III. Natura ad Maiorem Dei Gloriam. 6. The two faces of Acosta´s Historia Natural y moral de las Indias. 7. The irreductible difference of America. 8. Local Nature, Local Histoires.

Epilogue: The Jeusit and the Armchair Philosopher.

Datos de la obra:  Andrés I. Prieto, Missionary Scientists. Jesuit Science i n Spanish South-America 1570-1810, Vanderbilt U.P., 2011.



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