En esta maravillosa obra Serge Gruzinski nos ilumina sobre la primera globalización de la historia, la conseguida por el imperio hispanoportugués entre 1580 y 1640, y que provocó que los ibéricos tuvieran intereses, relaciones y contactos en lugares tan distintos y tan distantes como las costas africanas, el continente americano, el mundo mediterráneo o los imperios de Extremo Oriente. Pero esta red de conexiones a escala mundial no solamente tenía como epicentro la Península Ibérica: el inmenso mérito de Gruzinski radica en mostrarnos como la mal llamada periferia colonial también se beneficiaba de estas redes, poniendo como ejemplo el de Nueva España, utilizando el diario del indígena Chimalpahín escrito en lengua náhuatl, que lo mismo consigna el asesinato del rey Enrique IV de Francia en 1610, la ejecución de los mártires de Nagasaki (1597) , o la llegada de una embajada japonesa a México. Y el autor tiene plena conciencia de formar parte de un ente llamado la Monarquía Católica, cuyo monarca, Felipe II, es demominado CemanahuacTlahtohuani , señor universal. Hombres como García de Orta, portugués afincado en la India que escribiría sobre las virtudes medicinales de sus plantas, González de Mendoza, el primer europeo que escribió una historia de China, Alonso de Molina, autor de un diccionario en nahuatl y castellano, o García de Silva, el primer europeo que contemplara las ruinas de Persépolis, fueron los protagonistas de esta mundialización, aunque sin abandonar el escolasticismo como modelo de pensamiento predominante (enseñado con total naturalidad en las universidades de México y de Lima), ni la utilización de las lenguas europeas (en la Monarquía Ibérica, el latín, el castellano, el portugués y el italiano) como vehículos de comunicación fundamentales para quien quisiera acceder a los mundos de la cultura o del poder.
Pero de todo ello ya no queda nada, ni siquiera la memoria. La independencia de Portugal y el auge del imperio colonial holandés destrozó la trama ibérica de relaciones mundiales, a la vez que los modelos intelectuales en los que se apoyaba fueron progresivamente socavados: el latín y el italiano, desplazados en beneficio del francés y más tarde del inglés, el escolasticismo sustituido por el experimentalismo y el cartesianismo, y los jesuitas como los grandes productores de conocimiento en pro de academias e instituciones científicas apoyadas por los estados.
Nos gustaría añadir una última reflexión: el libro de Gruzinski obedece muy bien a las pautas de la historiografía francesa, que gusta mucho de la acumulación de detalles impresionistas, lo que contribuye a enriquecer el texto y a otorgarle una gran belleza literaria. Estamos seguros de que si hubiera remitido su manuscrito a alguna editorial anglosajona, se lo habrían rechazado por empirista, erudito y no exponer unas conclusiones claras.
PRIMERA PARTE La mundialización ibérica. I. Vientos del este, vientos del oeste. ¿Puede un indio ser moderno? II. "Alrededor del mundo sin cesar". III. Otra modernidad. SEGUNDA PARTE La cadena de los mundos. IV. México. El mundo y la ciudad. V. "En ti se junta España con China". VI. Puentes sobre el mar. TERCERA PARTE Las cosas del mundo. VII. Los expertos de la Iglesia y de la Corona. VIII. Los saberes del mar, de la tierra y del cielo. IX. Las herramientas del conocimiento y del poder. X. Historias locales, evaluaciones globales. XI. Las primeras élites mundializadas. CUARTA PARTE La esfera de cristal. XII. La pista de los objetos. XIII. Los loros de Amberes. Arte mestizo y arte globalizado. XIV. Las paredes de cristal. O la globalización del pensamiento. XV. La globalización de las lenguas. XVI. Al borde del acantilado. Los linderos de la globalización.
Datos de la obra: Serge Gruzinski, Las cuatro partes del mundo. Historia de una mundialización (ed. francesa 2004), México, FCE, 2010. Ilustraciones: Juan Correa, Las cuatro partes del mundo, siglo XVII, Museo Soumaya, ciudad de México. Portugueses en Japón, pintura japonesa del siglo XVII.